domingo, 9 de febrero de 2014
APRENDIZAJE COOPERATIVO Y COLABORATIVO
RELACIÓN DEL ALUMNO CON EL APRENDIZAJE. APRENDIZAJE COLABORATIVO Y COOPERATIVO.
Estamos en la “era de la colaboración“; no creo que un profesor del siglo XXI conciba la educación sin un elevado por ciento de actividades colaborativas (o cooperativas). La creación social del conocimiento ha sido un requisito indispensable del aprendizaje en todos los tiempos. Esta fue una de las limitaciones en los inicios de la educación a distancia que poco a poco se fue venciendo con la integración de las herramientas de la web social (o 2.0).
Los docentes siguen ahí, para facilitar la resolución de los problemas más difíciles y complejos. Sin embargo, los estudiantes pueden ayudarse unos a otros, y esta es la meta anhelada de los MOOCs (Massive Online Open Courses / Cursos Abiertos Online y Masivos) como expresión de la educación a distancia del siglo XXI.
El papel del experto está caracterizado como orientación, pues su rol es servir de norte y pauta en el proceso de aprendizaje, confirmando, reforzando o rectificando el proceso de internalización del alumno, ya que su umbral de experiencia está más allá de la experiencia de los alumnos. Esta es la forma básica de interacción educativa es la relación profesor-alumnos.
La cooperación como interacción social, por su parte, sigue otro derrotero. Como describe Bakhtin (1990, 99) acerca de la función de “el otro” –el compañero de estudios- en el proceso de coconstrucción, “¿de qué manera enriquecería el evento si me fusionara con el otro y en lugar de dos ahora sólo hubiera uno? ¿Y qué ganaría yo con la fusión del otro conmigo? Si el otro lo hiciera, no vería ni sabría nada más que lo que yo mismo veo y sé; se limitaría a repetir en él mismo las carencias que caracterizan mi propia vida. Dejemos, en cambio, que siga fuera de mí, pues en esa posición puede ver y saber lo que yo no veo ni sé desde mi lugar y puede enriquecer esencialmente el acontecimiento de mi propia vida”.
En ese sentido, comprender el proceso de aprendizaje entre alumnos a través de la ZDP es entender otro ámbito de intersubjetividad distinta a la enseñanza. En esta región de interacción los alumnos no son entes pasivos, sino interlocutores que ayudan, esclarecen, planifican, estimulan, participan, es decir, buscan entenderse e imbricarse entre sí, co-construyen. En la cooperación cuenta más la implicancia psicológica y la comprensión interna para cumplir con una tarea común de aprendizaje. Crear una ZDP como actividad cooperativa es, ante todo, crear puentes de comprensión y coordinación mutua entre los alumnos.
Al poner de relieve la actividad cooperativa, la ZDP entre iguales se manifiesta como una categoría pertinente para el desarrollo educativo de la interacción social desplegada en red. Por ello surgen otras preguntas:
Si Internet constituye un entramado de acción social y, por ello, un entorno de interacción potencialmente educativo, ¿por qué aprovecharlo únicamente para distribuir información? La pregunta que obliga la Zona de Desarrollo Próximo a la educación en la red es pensar seriamente en ¿qué puede aportar "el otro" al aprendizaje?
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